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  • Foto del escritorNatasha Drago Grisak

El sentirse invisible en la migración

Ayer se llevó a cabo el encuentro de migrantes, que solemos hacer una vez al mes de forma online para compartir experiencias y herramientas. Es un espacio de sororidad y empatía, donde las historias subjetivas e individuales, hacen eco en el otro. A pesar de las diferencias de cada proceso, nos acompañamos, y es increíble cuando entramos en un “mood” de asociación colectiva. 


Como psicóloga que analiza ese espacio y ocupa un rol de mediadora, cuando se logra generar ese equilibrio entre la participación y la asociación, lo encuentro mágico y muy disfrutable, porque algo me dice que el desenlace será positivo, que de alguna manera todos nos llevaremos algo de ese encuentro. 


Nos presentamos y compartimos “proyectos migratorios” teniendo en cuenta nuestra historia de vida y también las circunstancias actuales. ¡Que importante es identificar que cómo nos atraviesa la migración no es sin lo otro! No funcionamos de forma tan lineal y simple, somos sistemas complejos. 


No sé cómo se llegó a ese tema, no había una instrucción… no funciona así el espacio. Circulamos entre: cómo llegamos y cuáles fueron los motivos, el lugar del vacío ante lo que se pierde, la importancia de ir construyendo. El sentirnos invisibles en el nuevo lugar. 



“Invisible”... El día anterior al encuentro atendí en el consultorio a un paciente que también utilizó esta palabra. Me hablaba de los proyectos de los otros y cuando intervine marcandoseló refirió sentirse Invisible en Barcelona, chiquito e inferior, que tiene proyectos en mente pero no los lleva a cabo, que no sabe cómo empezar, qué puertas tocar. Aparece también esa sensación de soledad y desamparo. La migracion por momentos nos hace sentir muy solos. 


En el encuentro una persona compartió sus logros, hace tiempo que participa del espacio y también conocemos su proceso, lo bueno y lo malo. Pero compartió un elemento clave: habitó espacios de interés, se hizo visible, primero hacía ella misma, luego para con los otros. Ella con su soledad, intentó jugar un juego, donde las reglas en algún punto las hacemos nosotros, con eso que Ilustración de María Jesús Delgado tenemos.


La migración tiene un aspecto social sumamente importante, y que interpela los procesos psicológicos migratorios. ¿Acaso cuando uno se siente invisible, no está teniendo en cuenta al otro? ¿Invisible para quienes? ¿Para mí? ¿Para los otros? 


Saberse migrante, conlleva la ardua tarea de construir en el nuevo lugar. Hacernos visibles, para que el otro nos reconozca. Pero ante todo para darnos nosotros mismos un lugar en esa ciudad, en el nuevo país. No es fácil, porque va más allá de tener una casa, papeles o un trabajo. Implica tener una posición activa donde habitamos espacios en pos de integrarnos al nuevo lugar, mientras somos compasivos y pacientes con los tiempos del proceso. Construir, habitar, ser visible ante la nueva comunidad, son procesos que llevan tiempo, como también nos ha llevado tiempo en nuestro país de origen. Ese tiempo que podríamos llamarlo vida...


"Para ser visibles habrá que vivir la migración" 


Escrito por

Natasha Drago Grisak

Psicóloga migrante


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