¿Tuyo, mío o nuestro? es una pregunta que me hice en terapia cuando atravesaba los primeros años de migración. Yo estaba angustiada, y a decir verdad lo que más estaba era perdida, desorientada en cuanto a mi deseo y mi proyecto migratorio. Porque aunque había decidido emigrar, todavía no había hecho propia la migración, no era la protagonista de mi proyecto migratorio. Había algo "tuyo" porque el deseo de migrar y la oportunidad laboral era de mi pareja, también "nuestro" porque la decisión fue hablada y tomada por ambos... pero todavía faltaba lo "mio", eso que transforma una decisión en elección, que abre la puerta a que la migración sea un proceso subjetivo.
Luego, esta pregunta la vi replicada en muchos pacientes que pasaron por el proceso terapéutico abordando su migración, algunas personas llegaban a consulta antes de emigrar, luego de enterarse del deseo migratorio de su pareja. Otras, meses después de su llegada al país de acogida, atravesando pleno duelo migratorio, y también hubo personas que esta pregunta los interpela años mas tarde.
Algunos relatos ....
"Hace 6 años que emigramos por una oportunidad laboral de mi pareja, hace 6 años que siento que mi vida se pausó, me siento muy triste, el desgano se apodera de mi. Necesito hacer algo con mi vida acá. Los primeros años fueron muy difíciles y a pesar de que aprendí el idioma, me cuesta encontrar mi razón de existir"
"Vinimos porque yo tenia la ciudadanía y el deseo de emigrar. Mi pareja se adaptó super bien pero a mi me está costando hacerme un lugar aquí... Nos estamos separando y era un proyecto de pareja, no logro verme acá sola"
"Desde que pude construir un proyecto migratorio propio el vinculo con mi pareja mejoró mucho porque me siento bien conmigo. Él lo nota y me dice que le faltaba verme feliz para sentirse bien con la decisión de emigrar en pareja, sentía mucho peso y culpa por mi proceso"
No existe proyecto migratorio exitoso si es solo del otro/a
Utilizo la palabra "exitoso" porque si el proyecto migratorio es sólo del otro/a está destinado al fracaso. A las personas nos mueven las necesidades y los deseos, no importa el lugar donde estemos, si es Argentina, Estados Unidos, España u otro país del mundo... son nuestro motor. Es por eso, que a pesar de que hayamos emigrado por amor, acompañado una oportunidad laboral de la pareja, o apostado al deseo migratorio de mi compañero/a, es fundamental construir un proyecto migratorio propio. Escribir nuestro propia historia, recorrer nuestro camino, diseñar nuestro plan. Con el deseo migratorio no alcanza, con la decisión tampoco, la construcción del proyecto migratorio siempre es necesaria.
Si el duelo migratorio es individual y la adaptación al nuevo país también lo es... ¿acaso no es genuino y lógico pensar el proyecto migratorio más allá de la pareja? Ese es el primer gran desafío al emigrar en pareja. Desafíos individuales, desafíos en el vinculo. Cambios identitarios que atravesamos al emigrar y terminan afectando al vinculo de amor. Nuevo destino, nuevos desafíos vinculares.
La construcción del proyecto migratorio implica un dialogo sincero con uno/a mismo/a. ¿Qué quiero, qué necesito? ¿Qué oportunidades me da este lugar? ¿Qué lugar quiero ocupar en el proyecto migratorio de la pareja? La respuesta variará de una persona a otra, no hay respuesta correcta ya que es personal y podrá estar relacionada a la familia, hogar, trabajo, estudios, u otros. A veces la respuesta sincera esta obstaculizada por la mirada del otro, los mandatos, el estatus, la dependencia económica y esto suele venir acompañado de angustia, tristeza, sentimiento de culpa, auto reproches y posiblemente reclamos a nuestra pareja.
¡Tuyo, mio y nuestro!
La clave está en la pregunta, porque la respuesta ya está escrita, pero sin opciones. El desafío de construir un proyecto migratorio en pareja, implica que cada una de las partes pueda construir su propio proyecto migratorio. Será parte de su intimidad, el lazo consigo mismo, que podremos compartir con el otro/a ya que nos permitirá llegar a nuevos acuerdos para que las decisiones conjuntas impacten lo menos posible en cada uno de nuestros proyectos, o al menos no negativamente... Esos serán nuevos desafíos vinculares, porque cuando de emigrar hablamos, la toma de decisión, la comunicación y los acuerdos están a la orden del día.
Escrito por Natasha Drago Grisak
Psicóloga y emigrante
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